Sierra de las Villas

PAISAJES, FLORA Y FAUNA DE LA SIERRA DE LA VILLAS.


















































































Malos tiempos para la agricultura y 

la ganadería debido a la pertinaz sequía.


  2017 pasará a la historia con el dudoso honor de ser uno de los años más secos que se recuerden. Las viejas letanías del cambio climático y sus funestas consecuencias ya se han materializado; hoy las padecemos y mañana igual será demasiado tarde. La falta de precipitaciones está devastando el mundo tal y como lo conocíamos, desde nuestros parajes más cercanos, cotidianos, sin los cuales no podríamos entender lo que somos hasta a una fauna que ve alterada su ciclo vital, pasando por agricultores y ganaderos obligados a reinventarse para no morir en el intento.

Foto: Las ovejas esperan que el perro les de permiso para ir a comer.
 
El Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, el espacio protegido más extenso de España, es un fiel reflejo de la falta de agua y sus horribles consecuencias. Basta contemplar el embalse del Aguascebas y su paupérrimo nivel para comprobarlo de primera mano. Está al límite, como lo estaremos todos si esta sequía continúa. Muchas fuentes y arroyos prácticamente han dejado de serlo, generándose una desertización creciente a nivel exponencial.

Los agricultores y ganaderos que han vivido de las otrora fértiles tierras que nos rodean asisten atribulados a los actuales designios de la naturaleza. En la cuna mundial del olivar, que llueva o no a lo largo del año no sólo repercute directamente en los agricultores, sino en el resto de la población. El drama está servido para la incipiente campaña de aceituna.


Foto: Juan Carlos Robles repartiendo la comida.

Y qué decir de los ganaderos de la Sierra de Las Villas que desde el pasado mes de mayo, han tenido que tirar de piensos para alimentar a unas reses sin pastos, sin su sustento natural. Animales trastornados y propietarios desquiciados, como les sucede a los hermanos Robles Alguacil del cortijo de la Traviesa. Llevan todo el verano alimentando el ganado con  la compra de cereales lo que supone un gasto extra y el precio del cordero no sube más bien al contrario ha bajado.

La falta de agua y pastos no es el único problema al que tienen que enfrentarse, los animales sueltos y los perros de las cacerías atacan a las ovejas causando muchos daños, por las propias heridas que les causan, algunos animales accidentados que apenas pueden caminar y otros que se quedan dispersos abandonados a su suerte.

 Foto: El ganado en los comederos.
 Comenta Juan Carlos Robles:”que el año está siendo muy largo y duro, no hay apenas agua ni pastos, los animales comen cuatro hojas secas y poco mas, estamos todo el año dándoles grano a diario y para colmo los borregos no valen y el corto de criarlos, pero en el mercado si se mantienen los precios de la carne o suben incluso con la escusa de la sequía, pero lo cierto es que a nosotros nada.”

Foto: Animal con heridas en el abdomen.
 Una crisis esta no sólo natural, sino económica y social. Muchos sectores con el agua al cuello (valga la paradoja) y pocos motivos para ser optimistas. Somos agua; sin ella, no somos nada.

Foto: Oveja herida en el cuello por el ataque de un perro. 
 Texto: Diego José González y Fernando Cano. Fotos Fernando Cano. 


 El otoño en el área recreativa  Cueva del Peinero.


Fuente.

Una simple mirada al suelo.

Refugio y actual casa rural.

Aguascebas Grande.
Vista superior de un pino.
Mirando el cielo.
Aguascebas del Raso de la Honguera.

Tocón de setas no comestibles.

Zona de mesas.
Hoja sobre musgo.
Salto de agua en Aguascebas Grande.